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A TODOS LOS NIVELES SALVAR LA AMAZONIA
A TODOS LOS NIVELES

Enrique Ortiz está a punto de acompañarnos por lo que él llama un “peculiar recorrido” por la Amazonia peruana. Partiremos de una altitud de 4.500 metros en las cumbres andinas para seguir una trayectoria descendente por una sucesión interconectada de parques nacionales y áreas protegidas hasta los bosques tropicales de bajura a 300 metros. Nuestro itinerario dejará patentes dos cuestiones: la primera, cómo está afectando el cambio climático a los bosques nubosos de montaña, que son especialmente frágiles; la segunda, lo importante que es la continuidad de la masa forestal para evitar las extinciones masivas.

Enrique es el guía ideal porque ha ayudado directamente a conservar estos bosques con las ONG que ha fundado. ¿Qué fue lo primero que motivó su interés por la conservación? Como ecólogo tropical de formación, se sintió movido a actuar cuando empezó a ver cómo quedaban arrasados lugares donde había realizado investigación de campo. “Fue entonces cuando me dije: ‘No basta con estudiar garrapatas o arañas. Tienes que encontrar soluciones para entender lo que está sucediendo y proteger estos bosques frágiles y cruciales’”, afirma. Ello les condujo a él y al historiador natural Adrian Forsyth a cofundar Conservación Amazónica en Perú, una ONG dedicada a “unir la ciencia, la innovación y las personas para proteger la Amazonia”.

Nuestra segunda parada es la Estación Biológica Manu, dentro de la Reserva de Biosfera del Manu en el sur de Perú. Se encuentra a una altitud de 600 metros, rodeada de bosques ribereños maduros y humedales. El director del programa es el entomólogo Alejandro Lopera. Nos explica que, al ser fuentes ricas en proteínas, los insectos están vinculados a todos los demás organismos por la red trófica. Gracias a esta interrelación, modelizar la respuesta de los insectos al calentamiento climático constituye un medio excelente de crear un modelo general sobre cómo cambiará el ecosistema en su totalidad. “Los insectos tendrán que trasladarse a lugares más fríos. Queremos saber hasta dónde pueden llegar. Por ejemplo, si un insecto como la abeja euglosina, que poliniza una orquídea específica, tiene que migrar a mayor altitud, pero la orquídea no puede mudarse con ella, ¿qué le sucederá a esa orquídea?”, se pregunta.

A este respecto, Enrique señala que la Estación Biológica Manu no solo es especial por su biodiversidad, sino también por su rica diversidad cultural. Organiza un encuentro con uno de los ancianos de Huacaria, Sergio Pacheco, quien nos explica el delicado ejercicio de equilibrismo que es preciso realizar para asegurar algunas ventajas de la “civilización” (como la escolarización) preservando a la vez los aspectos culturales de Huacaria, como los cantos curativos y las danzas tradicionales. Por su parte, Enrique tiene especial interés en que los conocimientos sobre plantas medicinales y gestión forestal de los pueblos nativos se conserven para las futuras generaciones.

Conservación Amazónica promueve soluciones agroforestales sostenibles que ofrecen medios de subsistencia a las comunidades locales además de conservar los bosques. Esta iniciativa se basa en gran medida en la gestión de los castaños de Brasil. ¿Por qué? Porque a diferencia de otros frutos de los bosques tropicales (como las bayas de acai, cultivadas casi en su totalidad en plantaciones artificiales que reemplazan a los bosques), las castañas o nueces de Brasil solo pueden crecer en bosques prístinos. (Los castaños de Brasil, que alcanzan alturas de 50 metros y pueden vivir 1.400 años, mueren en solo 15 años si se tala el bosque a su alrededor.) “Cuando comemos castañas de Brasil, ayudamos a salvar un bosque tropical. Es nuestra responsabilidad consumir productos procedentes de bosques gestionados por empresas de base comunitaria”, afirma Enrique, subrayando que la comunidad local asentada aguas abajo obtiene un tercio de sus ingresos con las castañas de Brasil.